En mi salón se ha instalado un fantasma. Es tranquilo y educado, aunque un poco bromista. Algunos días, cuando vuelvo del trabajo, me encuentro el florero de la mesita en una de las baldas de la librería o los ceniceros colocados boca abajo delante del aparato de radio. Yo hago como que me sorprendo y refunfuño en voz alta - ¡No lo entiendo! ¡Juraría que esta mañana esto no estaba así! - mientras lo coloco todo en su sitio. Entonces se escucha una risa tenue, pícara y juguetona trás el sofá, donde le encanta esconderse. Yo disimulo y me siento a la mesa, satisfecho de haber conseguido, un día más, que mi fantasma sea feliz.
Sevilla, Diciembre de 2006
3 comentarios:
Pasé por aquí... para dejarte un beso, y un abrazo... y mis mejores deseos.
Y por que realmente quería hacerlo, no solo por que sea Navidad :)
Pues te deseo lo mismo. Muchas felicidades para mi lectora favorita :-)
Los microrelatos se te dan bien. Es todo un arte. Sigue así.
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