Sentado delante de esta página en blanco, pasan las horas y no se me ocurre nada. Perdida la inspiración mientras la penumbra envuelve la habitación y apenas distingo los objetos que hay en mi escritorio, recuerdo amores perdidos, citas a ciegas y paseos en bici. Exprimo mi cabeza buscando algo nuevo sobre lo que escribir y solo te apareces tú. Tú, una y otra vez. Desnuda en mi cama aquellas mañanas de febrero, que no consigo olvidar. Tú, una y otra vez, andando por el pasillo de casa, solo vestida con unas botas negras. Tú, una y otra vez, con aquel descaro que me entusiasmaba, la crudeza con que hablabas de sexo y ese carácter tan fuerte que se me hacía tantas veces difícil de manejar. Tú, con quien escribí versos e historias extraordinarias. Tú, que aun me haces soñar con la quimera de volver a tenerte entre mis brazos. Tú, siempre tú, en todas partes tú, en cada nueva mujer, irremediablemente, tú.
Sevilla, Diciembre de 2011
Sevilla, Diciembre de 2011