Hilvanaban túnicas con seda de arañas
negras. Cortaban patrones trazados sobre esqueletos. Tejían telas salpicadas de sangre seca. Las vendían, con notable éxito, todas las mañanas en la Plaza Mayor a un ejército de muertos en vida que se agolpaban impacientes ante sus puertas.
Sevilla, Diciembre de 2012
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