Para Claudia, con todo mi cariño.
Llega sobre las nueve de la mañana. Viene en vaqueros y camiseta. Nada más entrar, saluda y se dirige al dormitorio a ponerse el traje de faena. Es mi asistenta. Sentado en mi despacho la escucho cambiarse y fantaseo con ella. La imagino entrando desnuda, aquí donde escribo, con la bayeta en una mano y el limpiador en la otra: ¡Hoy me vas a hacer tú la limpieza, Papi!...
Sevilla, Abril de 2005
domingo, abril 17, 2005
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