Al principio creyó que el dolor iba a partirlo en dos. Unos meses más tarde, ya casi no lo notaba. Cuando le pregunté, un año después, juró que el cuchillo siempre había estado allí, clavado en su costado.
Sevilla, Noviembre de 2005
martes, noviembre 15, 2005
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
Una historia de cinismo y cobardía disfrazados de piedad . El guerrero escita entra cauteloso, espada en mano, en la cabaña en penumbra. Fue...
-
Para Mónica No te engañes, no escupas fuego hablando de nosotros y déjame decirte de una puta vez todo lo que podíamos haber sido y no s...
-
En Lisboa, en la noche de San Antonio es costumbre entre los enamorados regalar a su amada el manjerico, que es una variedad de albaha...
No hay comentarios:
Publicar un comentario