Entrenaba a diario. Todos los días, al atardecer, salía a correr. Subía cuestas, hacía series y super series, tiradas largas y cortas a diversos niveles de intensidad. Luchaba contra el dolor, la falta de aire y la pesadez de las piernas. Corría, corría y corría, pero por más que lo hacía, no podía huir de sí mismo.
Sevilla, Mayo de 2013
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