...Claro que lo sabes, sabes perfectamente que se escribe siempre sobre lo
que se ha vivido. Nadie puede imaginar pasión, desdén o ternura, sin
haberlos sentido antes. Y los amores fugaces e intensos están llenos de todos
esos sentimientos, maximizados por el poco tiempo que permanecen vivos. A veces
pienso que me convertí, no se en qué momento, en un profesional de los amores extremos, apasionados y breves. Y no se si alguna vez me cruzaré -o quizás ya me cruzé y no la supe ver- con la mujer que por fin me haga dejar de escribir sobre amores perdidos, duelos y quebrantos.
Así que es posible que los Hados trabajen más de lo que tu y yo imaginamos, tejiendo redes que terminen por atraparnos a ambos, mientras tu miras las estrellas en Sevilla y yo las pinto en el techo de mi pequeña habitación, en una azotea que, cuando sopla el Poniente y hace rugir el mar tan cercano, parece el camarote de un barquito a la deriva, a punto de hundirse en las tenebrosas aguas del Atlántico.
Bolonia, Mayo de 2013