¿Sabes quién era mi marido? Era el fenómeno más extraño del mundo: era un hombre. Su alma era varonil, era un hombre de ánimo reflexivo y consecuente, inquieto, atento y previsor."Sándor Márai
La mujer justa
En la parte vieja del puerto de Hamburgo, muy cerca de la desembocadura del Elba, se alinean decenas de almacenes vacíos y semiderruidos. Allí, bajo el aire helado del invierno, paseo entre restos de chatarra herrumbrosa, kilómetros de cables usados e infinidad de maquinaria abandonada de ignota utilidad.
El sol ya se ha ocultado trás el horizonte y sus reflejos rojizos, jugando con los esqueletos diseminados de barcos que nunca más volverán a ver el mar, se confunden con las sombras de la noche cercana, que me traicionan con tu recuerdo y la definitiva certeza de tu adiós.
Y comprendo en un instante, con absoluta claridad, que el más bello atardecer de esta hermosa ciudad jamás podrá compararse con el oscuro brillo de tus ojos en la penumbra de mi dormitorio.
El sol ya se ha ocultado trás el horizonte y sus reflejos rojizos, jugando con los esqueletos diseminados de barcos que nunca más volverán a ver el mar, se confunden con las sombras de la noche cercana, que me traicionan con tu recuerdo y la definitiva certeza de tu adiós.
Y comprendo en un instante, con absoluta claridad, que el más bello atardecer de esta hermosa ciudad jamás podrá compararse con el oscuro brillo de tus ojos en la penumbra de mi dormitorio.
Sevilla, Enero de 2009
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