Cae una lluvia fina que limpia el aire del verano que todavía no acaba de marcharse y deja un fresco olor a tierra mojada. Una lluvia que invita a a salir a la calle, a empaparse lentamente bajo ella y sentirse renovado, limpio por dentro y por fuera. Una lluvia que trae noticia del nuevo año que para mí siempre comienza en Septiembre, nunca en Enero.
Amo esta época del año. Me trae recuerdos de libros sin abrir que esconden secretos aún no revelados, la excitación ante el curso que acaba de empezar, el reencuentro con las viejas conocidas y quizás el hallazgo de un buen amigo escondida tras el rostro de un nuevo compañero.
El otoño es casi certeza de poder borrar todo lo malo del año que termina e ilusión por partir otra vez de cero. Momento de hacer balance, revisar ideas e imaginar nuevos proyectos. Tiempo para poner en la calle todo lo viejo, todo lo que nos duele y dejar en casa, en nuestro interior, sólo aquello que nos dé la paz que, aunque no lo sepamos a veces, todos andamos buscando.
Sevilla, Septiembre de 2008
Amo esta época del año. Me trae recuerdos de libros sin abrir que esconden secretos aún no revelados, la excitación ante el curso que acaba de empezar, el reencuentro con las viejas conocidas y quizás el hallazgo de un buen amigo escondida tras el rostro de un nuevo compañero.
El otoño es casi certeza de poder borrar todo lo malo del año que termina e ilusión por partir otra vez de cero. Momento de hacer balance, revisar ideas e imaginar nuevos proyectos. Tiempo para poner en la calle todo lo viejo, todo lo que nos duele y dejar en casa, en nuestro interior, sólo aquello que nos dé la paz que, aunque no lo sepamos a veces, todos andamos buscando.
Sevilla, Septiembre de 2008